El éxito de nuestros propósitos personales no implica necesariamente recompensa física, el éxito se refleja en la medida del crecimiento y nuestros actos de servicio por el otro. Así que hoy te invito a ver tu éxito a través de los actos de servicio hacia tu familia, amigos, desconocidos, también en tu trabajo, en la iglesia o en tu hogar; durante estos actos los demás pueden sentir genuinamente tu bondad, amor, sensibilidad y empatía, así es como realmente estimularás tu crecimiento personal en destrezas y habilidades.

Por otro lado, están nuestros propósitos profesionales y laborales que son la brújula del plan diseñado, las aspiraciones que tenemos guían la trayectoria hacia el logro de metas significativas; por lo tanto, es importante fijar puntos fuertes para la formación, equilibrio entre trabajo-vida y fortalecimiento del liderazgo.

Finalmente, y no menos importante, afianzar la armonía entre nuestra vida familiar y sentimental, trazando metas para continuar cultivando y fortaleciendo el cuidado, respeto, dedicación, escucha y constitución de límites sanos.

Adicionalmente, si uno de tus planes para este nuevo año es consolidar tu relación con Dios, te extiendo la invitación para que reflexiones en su palabra, te acojas a la voluntad de su actuar, pidas con fe, agradezcas la oportunidad del día a día y recuerda que: “Contamos con Dios para dirigir nuestros pasos, tanto a través de nuestra planificación como independientemente de ella, pero debemos hacer planes con oración.”
 
Tener un año lleno de visión, propósito y metas hará que sea un año lleno de significado con una sensación de realización, pero solo si te comprometes a vivir esto todos los días.
 
Tatiana Contreras
Unidad Sanando con Esperanza